jueves, 19 de mayo de 2011

A PROPÓSITO DE UN LIBRO

      En agosto de 1985, JOSÉ ANTONIO LLAMAS (poeta y narrador leonés afincado en Barcelona) presentaba su libro "Los falampos de la nieve" en Boñar, y lo hizo a la sombra del NEGRILLÓN, símbolo de la villa, con motivo de un acto cultural. Dicho acto estuvo presidido por el entonces Delegado de Cultura en León, Maximino Barthe, y la procuradora en las Cortes Regionales y vecina de la localidad, Concepción Puente. Del artículo aparecido en prensa (Diario de León, 10-09-85) paso a comentar algunos detalles.

     "Era una noche, la última, del mes de agosto. No importa el año. Como venido, descendido quizás, del Monte Parnaso cervantino, acampó entre nosotros un poeta, un chalado del hacer literario. Su nombre: José Antonio. Abrasado por las LLamas de su apellido, principió su charla inspirada, su autocrítica desnuda y paternalmente sincera, acompañado por infatigables viajeros y personas significadas en la "cosa cultural" de nuestra provincia y región autonómica.

     Anacrónicamente, en apariencia, nos habló de la nieve, de su parto poético reciente "Los falampos de la nieve". ¡Cuántos recuerdos, cuánta vida atesorada en el vientre materno, cuánto calor hogareño en sus mitos legendarios, en sus leyendas míticas! Y en el fondo... la "atemporalidad" de la historia abrazando en una corona de guirnaldas las noches y los días de nuestra montaña leonesa, desde el Susarón hasta Picocueto y La Salona.
     Y es que el arte brota a borbotones de las fuentes y regatos, de las rocas y picachos de los valles silenciosos y eternamente verdecinos de nuestro entorno, de los "montes Pardominos". Basta con pasar por el alambique de la creatividad tanta y tanta materia poética difusa. El resultado... eso, un libro, una joya permanentemente argentina, resplandeciente, nítida. Un tesoro al servicio del pueblo, único protagonista inagotable de su propia historia, de su relato siempre vivo.
     Yo no sé si tu obra es clásica o moderna (¡qué más da!). De lo que sí estoy seguro (y tú mismo se lo confesabas a los contertulios de la noche negrillona), es de que no tiene "tiempo". Que, como algo bien construido, fruto del desgarro imaginativo, tiene la fuerza suficiente para producir placeres irrepetibles, estéticos goces surgidos del hondón del espíritu.
     En confianza, José Antonio, tú eres un artesano de la pluma, un hacedor de cultura, que has sabido trasplantar tus vivencias niñas hasta las arenas del Mediterráneo catalán (ese filón del MARE NOSTRUM) y en él has destilado las nieves de las montañas. Tus falampos, hechos agua juguetona del Silván-Porma, han discurrido a contrapelo, sorteando barreras orográficas, para desembocar en el este hispánico enriquecidos por la lengua de R. Llul. Gracias infinitas, compañero...
     Puesto que en su sombra nocturna nos conocimos, permíteme que el NEGRILLÓN sea el mejor lazo de nuestra amistad a lo largo de la aventura literaria. Para ti, mi breve y humilde leyenda "atemporal":

     "Árbol majestuoso y centenario, cuyos orígenes ni los más viejos del lugar recuerdan, te yergues firme y frondoso cual centinela inamovible de nuestro templo, fortaleza y reciedumbre de tus admiradores. Símbolo palpable del folklore, eres imán turístico de nuestra historia. Más aún, te eriges casi en institución que nos caracteriza y representa allende nuestras fronteras patrias"


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