miércoles, 21 de noviembre de 2012

(DESDE LA COLUMNA AJENA -2-). MORAS.


MORAS

La familia al completo en el cumpleaños de MATEO.
 
      Aunque estemos en el tramo final del OTOÑO (mi estación preferida y época de la recolección), este artículo viene muy a cuento, pues sobre el OTOÑO hemos publicado entradas Manolo, Conchi y yo; y todas ellas referidas al entorno de Boñar. Gracias, una vez más, a mi hijo Álvaro por esas perlas que nos deja en su columna periodística.
 
 
 
 
 
      "Veníamos de coger moras con el delito en el marco de las uñas como personajes de Camus. No sabíamos nada del paso del tiempo y arrebañábamos los restos del verano que quedaban en el dobladillo de la falda de los zarzales, donde estaban las más cuajadas, las más dulces, las más salvajes: una lección para la vida. Nos explotaban en los dedos, con su tacto lascivo, hiriente, como un bálsamo por encima de las heridas con las que nos tatuaban el dorso de la mano las espinas para marcarnos el precio de los sueños. Teníamos que crecer, como un reto, un destino, pero no sabíamos que cada septiembre era una pérdida.
      Septiembre volvía a empezar cada curso. Aparecía con menos horas por las tardes y se colaba en casa con deberes para mañana. Olía a libros sin desencuadernar, sonaba a dictados al compás del cincel de la tiza en la pizarra, acariciaba con los besos para madrugar, sabía al pescado de la cena, se veía como un adiós al escondite de las obligaciones... Aprender era un puñado de renuncias que nos enseñaban, pero no entendíamos por qué la escuela era lo mejor para nosotros.
 
 
 
 
      La escuela ensanchaba la familia. Se injertaban en el árbol genealógico maestros con huella, se hermanaban amigos que lo serán para siempre y amanecían personajes de reparto para crear un decorado a la vida, cuando la vida todavía planeaba un escenario. Marcas de agua que aparecen cuando nos palpamos despacio los recuerdos compartidos. Empezábamos a quemar etapas, pero no adivinábamos que con cada curso desaparecíamos un poco. El curso se reinventaba en cada alumno, en la máxima de que el valor de una sociedad equivale al potencial multiplicador de la siguiente generación. Lo contrario que nos sucede ahora, cuando en la educación triunfa la reinterpretación del minimalismo: 125 profesores menos en León sirven para educar con más calidad a 500 alumnos a mayores. La proporción inversa de un Gobierno del PP que divide la educación en tramos de renta de los padres, igual que el PSOE redujo la enseñanza a la dictadura de los mediocres. Criterios de rentabilidad como convertir la atención a los discapacitados del Colegio Sagrado Corazón en un debate político de ruines que desnuda las vergüenzas de Junta y Diputación. Manchas de mora que, si no fuera por las semillas que nos quedan en los dientes cuando las mascamos, no habría verdes con las que quitarlas".
 
 
 

 





 
 
 


2 comentarios:

Afila dijo...

Este articulo en concreto me encantó ya que me recordó aquellos finales de verano cuando mi madre no paraba de repetir... " bueno tendremos que ir preparando la maleta para volver a casa...." que tanto odiaba. Y me encantó porque hoy en dia tengo a mi pueblin tan cerca que puedo ir a comer unas mollejas a cordobin y volver sin que nadie se entere.... Maculi hacemos una escapada un dia?Bs

Pedro Caballero Rodríguez dijo...

Hola, JAVI:
Vuestras escapadas son tan "sabrosonas" como las MORAS (que tantos recuerdos te traen). Un abrazo.
Pedro.