En nuestros días, además del auge del "turismo rural", se ha puesto de moda el "termalismo". Curiosamente, en Boñar (o en San Adrián, o en Nocedo) nuestros antepasados gozaron del "viejo balneario - sanatorio" (hoy abandonado y en situación de ruina). Lo único que se ha remozado es lo referente a las CALDAS (1 y 2), cuyas aguas siguen siendo muy recomendadas para la recuperación de nuestra salud debido a sus propiedades curativas.
Como uno ya va teniendo cierta edad y "peina canas", en noviembre de 2009 nos fuimos con los consuegros hasta Guitiriz (Lugo) para disfrutar de las aguas termales durante el fin de semana. Fue precisamente allí donde surgieron estos "versos reflexivos", en medio de la quietud y tranquilidad de ese ambiente bucólico e inundado de verdor.
ES GUITIRIZ
Guitiriz, naturaleza...
ambiente sano, ecológico,
aguas termales que sedan curando
dolencias psicosomáticas.
Remanso en medio del ruido
estresante, rompedor...
que va minando los hilos,
resquebrajando neuronas del sistema
y sembrando la inquietud...
desasosegando el alma del viajero
en un mundo virtual, robotizado,
consumista y enfermizo...
en proceso recesivo de valores económicos
que se van devaluando
en espiral descendente, irreversible...
Un horizonte perdido, sin confines,
embadurnado en materia,
que va generando cienos y ponzoña...
hasta límites eternos en el espacio,
en el tiempo.
Monstruo que asola los cimientos
de la historia...
y nos hace regresar
más allá de la prehistoria.
Paz sin fondo, relajante...
que permite alzar el vuelo
hacia nuevos horizontes
de humanidad salvadora,
hacia una vida más limpia,
más creadora y más libre...
de espacios reconfortantes.
Naturaleza sin mancha,
ni desechos,
aire puro, alentador...
que produce nuevos sueños.
(Guitiriz, 8-11-2009)
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