domingo, 27 de octubre de 2013

AL BISABUELO "BERNARDO": IN MEMORIAM



 
NARDO con MARTÍN (primer biznieto)
 
 
      Querido bisabuelo BERNARDO:
      
       Desde que nos conocimos hace unos ocho años, a través de tu nieta INÉS y mi hijo ÁLVARO (que pasaron a ser padres de tus dos biznietos, MARTÍN y MATEO, y mis dos nietos), la verdad es que te cogí un cariño especial. Además de lo que suponía la ampliación de nuestra familia, tu carácter bonachón y tu conversación amena y distendida tocaron mi punto débil. Lástima que no pudimos continuar hablando desde agosto pasado, con motivo del cumpleaños de Mateo en Rabanal de Luna. Y, ahora que se acercaba el invierno y pensabas volver para la capital, una indisposición puñetera y repentina te llevó de entre nosotros el pasado día 23 de octubre.
 
       En el tanatorio y en la misa de funeral estuviste acompañado por todos los que te queríamos profundamente, familiares y amigos. Debo confesarte que, en los cantos con que quise acompañarte en la celebración eucarística en San Claudio (tu parroquia), tuve que hacer verdaderos esfuerzos para que no se me entrecortara la voz a causa de la emoción sincera. Como, al final de la misa, tu nieto ÁLVARO  te dedicó unas hermosas y sentidas palabras (que yo, desde el coro, apenas pude captar), las traigo a mi blog con su permiso. El, además de ser más joven y conocer mejor todas tus peripecias de pescador, cazador y otras aficiones tuyas, tiene una "pluma muy hábil". Por eso, le cedo a él la palabra y te mando un beso fuerte, fuerte... hasta el cielo. Con tu experiencia de octogenario, sigue ayudándonos desde allá arriba.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Dos bautizos (MARTÍN y MATEO), arriba. Una boda (INÉS-ÁLVARO), abajo.
 
 
      "Vino la veda sin avisar y te pilló con la moruquera de madera abierta, los anzuelos mordidos en el bolso del chaleco y una mosca por hacer. Una de ésas con el cuerpo negro y la pluma blanca de La Cándana, que tanto te gustaban; una de las miles de moscas que montaste, con las que enseñoreabas el sedal, mientras entretenías el compás de la muñeca en hacer garabitos para que se posara justo donde habías visto el reflejo irisado de la trucha. Mira, chato, cómo se riza justo ahí, a la sombra de la salguera, junto a las ocas; pesará por lo menos entre kilo y 850 gramos, kilo y 900.
 
     Y te metiste en el río sin dar recado para que fuéramos por el pan, que a Bernardo Alonso nadie le dijo nada de que no se pudiera ir a pescar al sereno. Y nos quedamos con la mesa puesta, las truchas en escabeche ahogadas en la cazuela de barro, las horquetas de los manzanos y los perales todavía pinadas sobre los caños, los palos de las judías sin recoger, los tenedores sin afilar, el ruido del parte de fondo y la previsión para mañana al caer. Chisss, Juli, el tiempo.
 
      Se fue el Pesca con las botas altas dobladas por encima de las rodillas y la caña atenta para ver por dónde andan Berto, Pachín, Ángel el cura o Paco, ahora que el cabecero del pantano ya hace meses que pasó de la desembocadura del río de Abelgas. Te marchaste a buscar una tablada en la que tirar el anzuelo, mientras Julia hacía la comida, te dejaba las pastillas colocadas, y te hacía rabiar porque no callabas.
 
 
Con Julia, en la boda de INÉS-ÁLVARO
 
      Pero tú volvías a la vez que fuiste campeón de España de pesca en el mar; al invierno aquel en el que el abuelo se empeñó en que fueras a por tres perdices que encamaban por encima de la Cueva del Moro, sólo te quedaban cuatro cartuchos y te sobró uno; a la tarde en la que, con apenas ocho años, saliste con tu padre por encima del Fielato, te pidió que sujetaras la escopeta, salió una liebre y la mataste.
 
      A la historia de un hombre bueno que tuvo que tirarle varadas a la vida desde bien pequeño para que no le llevara la corriente. ¿Podré ir a pescar el próximo año?, preguntaste a final de verano. Sea pues, Nardo, vuelve al río, que el guarda sabe que llevas la cesta llena y la licencia en orden."
 
 
PEQUEÑO ALBUM DE FAMILIA
 
 

 



2 comentarios:

Anónimo dijo...

SIMPLEMENTE... GRACIAS PEDRO!!!

Pedro Caballero Rodríguez dijo...

No se merecen, anónim@. Saludos.