lunes, 25 de noviembre de 2013

PEQUEÑO HOMENAJE A LA "LUCHA LEONESA"





      Como cierre de la temporada, se celebró en La Robla (23-11-13) un Corro de ALUCHES a la antigua usanza: Montaña contra Ribera; y La Ribera, por tercer año consecutivo, se llevó EL GALLO y el MAZAPÁN. Debo reconocer de entrada que no soy un "asiduo" seguidor de nuestra LUCHA LEONESA; por lo tanto, desconozco las mañas y otros pormenores del ALUCHE.
     
      Hecha esta aclaración justificativa, vuelvo a apoyarme en Álvaro que, en su columna La Liebre y con el título HABRÁ QUIEN LUCHE, escribe un artículo interesante glosando las hazañas de este nuestro típico corro de ALUCHES.  Así pues, lanzo al aire la pregunta castiza "¿hay quien luche?", y dejo que él la conteste.

Corro en el Pabellón de Valles (Boñar)


      "Ahora que no se sabe si hay quién luche, llega el montaña contra ribera para recordarnos lo que fuimos. El corro que nos agarra al cinto de la historia de un pueblo que ha evolucionado a fuerza de caídas, casi todas enteras y alguna media, muchas cadriladas espectaculares y más de una gocha, hasta llegar a lo que somos. Una provincia envejecida, maltratada por las mañas de los políticos mediocres y mezquinos, condenada a uncirse al yugo de Castilla por la traición de los propios, que dio la espalda a las raíces de agricultores de manos francas y ganaderos de palabra para ganar un futuro industrial inexistente. Una tierra que, según los augurios del INE, dentro de una década habrá perdido 35.000 personas y en la que casi la mitad de los que resistan superará los 65 años. Seremos menos y más viejos, como un estribillo de canción protesta, mientras nos preguntamos cómo llegamos hasta allí por confiar en que la Agenda de la Población de la Junta y sus leyes de ordenación territorial nos permitieran mantenernos como reserva folklórica para el esparcimiento de señoritos.

      Para entonces quizá quede la línea de Feve con el único objetivo de servir de linde para definir la montaña y la ribera. Esa frontera férrea e infranqueable que separa a los luchadores que el sábado, en La Robla, volvieron a reeditar el legado de un enfrentamiento que mide las contradicciones de esta tierra. El encuentro de las dos filosofías -¿verdad, Marro?- en las que se confronta el carácter del leonés. Una ceremonia en la que los paisanos, con la boina calada y la barbilla ahormada sobre la comba de la cacha, recordarán al Sastrín de Rucayo, al Cojo de Paradilla, a los hermanos León, a Cayuso, al Viejo Profesor..., mientras a los rapaces, que descansan con las piernas cruzadas después de sobarse los lomos en el agarre, se les encienden los ojos cuando se reclama en el centro del corro al Divino y al Junco para ver quién es más gallo, cuando llega el último ribereño para medirse a las huestes montañesas, como en aquella resurrección del Che de Prioro.

      Cuando se demuestre otra vez, Rubio -habrá que agarrarse al cinto, amigo-, que, frente a aquel latiguillo de "montañés falso y cortés", y la victoria de Caberín, siempre prevalece el testamento de los paisanos que enfilan arriba cuando van a morir para estar más cerca del cielo: es mejor ser corzo en la montaña que ministro en la ribera.

      Habrá quien luche por León."



 

Tres momentos del Corro de San Roque en Boñar


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