lunes, 28 de diciembre de 2015

NAVIDAD PARA TODOS: PEQUEÑOS Y MAYORES





       NAVIDAD, palabra mágica y polisémica:  natividad, fiesta, belén, ilusión, familia, recuerdos... ¡Cuántas emociones juntas, envueltas en tradición y nostalgia! Los niños que disfrutan con sus fantasías en torno a Papá Noel y los Reyes Magos, y los mayores a cuestas con su experiencia y sus problemas de cada día. Pero también es fiesta para los más necesitados de nuestra sociedad: los sin-techo, los desahuciados, los refugiados a causa de las guerras y el terrorismo que no cesa...

       Por enésima vez, le tomo su artículo a mi hijo en la columna LA LIEBRE y me uno a sus recuerdos (en la parte que me toca) bajo el título OTRA NAVIDAD. Aprovecho también para desearos a todos FELICES FIESTAS y todo lo mejor en el AÑO NUEVO 2016.



Belén de la iglesia de Boñar (2015)


       "Para los que nacimos con Barrio Sésamo, sin cuestionarnos entonces por qué Espinete iba desnudo todo el día y se vestía para meterse en la cama, las Navidades ya se encuentran en el descuento de la primera parte: un poco por delante del hastío que empieza con la adolescencia, cuando toda herencia es un lastre que te amarra a lo que no quieres ser, pero ya con la carta a los Reyes Magos firmada por la caligrafía indecisa de los hijos que nos devuelven al principio, como es su misión. No hay nada más redundante que la Navidad. Una época preñada de ritos en los que recordar cuándo adornábamos el árbol artificial con espumillones de colores horteras, cómo había que adelantar todos los días las figuritas del Belén para que llegaran a tiempo el 6 de enero al portal, o quién nos robó la inocencia al descubrirnos que de Oriente y detrás de una estrella sólo venían los que se guiaban por los tambores de Ketama. Nos repetimos más que nunca en Navidad -incluso ya creo que he escrito esta columna- para autoafirmarnos dentro de esta estrategia en círculos que es un poco acumular años: esa forma de reconocernos cuando nos cruzamos con nosotros al coincidir en el mismo punto, pero ya un escalón de edad por encima. Entonces, vemos desde arriba quién estaba y ya no se encuentra a nuestro lado, identificamos lo que perdimos por el camino a costa de seguir adelante, valoramos lo que teníamos que haber aprendido pero rechazamos en ese momento y, con el frío de huésped en la pelusa de la nuca, nos empantana la extraña sensación de querer volver atrás para ver si queda alguien allí.

       En esa veta de la nostalgia, casi hasta nos engañamos con las calles de la ciudad llenas y los amigos que aparecen de repente en los sitios de costumbre de aquellos tiempos, aunque haga años que tuvieron que ir a buscarse la vida fuera. Nos emborrachamos con las historias de siempre, contadas de nuevo, para no olvidarnos de quiénes éramos, por si acaso se cumplen aquellos versos de Félix Pacheco en los que se lamentaba de que "ya somos todo aquello / contra lo que luchamos a los 20 años". Será por eso por lo que en estas fechas queremos volver a lo que creemos que fuimos, con todo lo que nos queda aún por ser, sin darnos cuenta de que justo ahora va a empezar el segundo tiempo y todavía restan más de 45 minutos para celebrar el resultado: ese momento en el que, ya viejos, nos sentemos a ver el fruto de las navidades que han prendido en nuestro árbol".


Belén parroquial de Boñar (1950-51)


Belén de Cerezales del Condado (2014)




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