domingo, 10 de enero de 2016

NUESTRO EMBLEMÁTICO "NEGRILLÓN" SE DERRUMBA SOBRE LA IGLESIA











Tres momentos históricos


       Como un presentimiento inesperado, me transmitió Camino la noticia por teléfono en la mañana del día 5 de enero, cuando me encontraba ensayando en León con mis AMIGOS DE LA MÚSICA los cánticos para un funeral. Toda una coincidencia impactante. Ausente de León durante unos días, pude comprobar el mar de noticias y comentarios a través de Internet, tanto en los medios de prensa como en las redes sociales. Todo un bombazo en el devenir de nuestra historia local.

       Mientras me tomo un tiempo para la reflexión serena de cara a unas merecidas MEMORIAS DEL NEGRILLÓN, aprovecho el artículo de mi hijo Álvaro en su columna dominical de La Liebre con el título sencillo, pero intenso, de EL NEGRILLÓN.


Boñar, 31 de julio de 1993


       
       "Era la prueba de madurez para los rapaces. Había que trepar el tronco calloso, colarse por el ojo que se abría en el descuelle de la espadaña de las grandes ramas y escuchar el sonido espeso que crepitaba dentro, en la oscuridad. Solos allí, arropados en el seno tortuoso, crecíamos con los talones afirmados en las aurículas de sus raíces, ancladas más de cuatro siglos atrás en la olmeda de la iglesia. Éramos de Boñar. Nos lo habían transmitido a la sombra del Negrillón, con el maragato en la torre como testigo, para que guardáramos el legado que blasonaba la plaza. Ahí, donde ahora no hay casi nada que dejar como herencia a los que vengan detrás.

       La caída del esqueleto del Negrillón quiebra el relato del pueblo: ese que se construye a partir de los símbolos por los que se le identifica fuera y en los que se reconocen los vecinos, los descendientes y los emigrados. Una riqueza intangible que se alimenta en la supervivencia de los elementos que consiguen que se teja un discurso compartido, generación tras generación, en el que sentirse orgullosos de la pertenencia a una comunidad. Esas marcas de agua que se descubren al palparse los recuerdos: el triángulo de las canicas en el alcorque, el manro en la corteza, la escena repetida de los veraneantes con la panza pegada al tronco para comprobar si era cierto que los brazos de siete humanos no lo abarcaban, la tertulia animada de media tarde con una varina en la mano, las confidencias de medianoche de los aprendices de novios filtradas por el siseo de las hojas sobre sus cabezas... Todas esas jotas que se mecían en las cabeceras de las cunas, como esa que tú compusiste, papá (gracias, chavalote). Canciones aprendidas por nietos e hijos, como sus padres y los padres de sus padres antes, en esa vida que se hacía alrededor.



Partitura de la jota de EL NEGRILLÓN (década de 1970)


       No era un árbol común. Era nuestro árbol genealógico. El testigo se pierde enterrado en la indolencia que perpetuaron las últimas corporaciones y el aislamiento institucional. Esa deriva que derribó El Alfolí, sepultó la presa que surcaba el pueblo y hormigonó el empedrado, amén del abandono sin lucha por la fábrica de talcos. Esa desidia que, más temprano que tarde, cerrará la cantera de la piedra con la que se edificó la Catedral y echará el candado al obrador de los Nicanores. Ese dejarse llevar de los ancianos al que se ha entregado EL NEGRILLÓN, condenado por la grafiosis y mutilado en 1993, sin que hayamos sabido ni siquiera embalsamarlo para que su esqueleto nos perviviera. No cae un árbol, se precipita un pueblo. ¿Dónde hundimos nuestras raíces ahora los que somos de Boñar? Habrá que plantar otro negrillo, aunque no vayamos a ver cómo nos cobija su sombra."



LA NOTICIA EN EL DIARIO DE LEÓN




8 comentarios:

conchitinarp dijo...

Ahora eres el único "Negrillón" que queda, y no es tarea baladí...
Un saludo de buena semana!

Pedro Caballero Rodríguez dijo...

Gracias, CONCHI, por tus palabras siempre sinceras y... un abrazo fuerte. Procuraré no "hacer leña del árbol caído".

Sonia dijo...

No soy de Boñar, al menos no de nacencia,quizás ni siquiera de pacencia, pero si de "hacencia".
Veo curioso en las redes sociales el lamentar de lo ocurrido y la cantidad de gente que se erige como boñarense para llegar siempre a lo mismo, ninguno hemos hecho nada. Ninguno. Ahora nos lamentamos, nos llevamos las manos a la cabeza, nos manifestamos contra todo, quizás presos del dolor, pero seguimos sin hacer nada de nada. Habría que tocar a concejo para hecer la prueba y ver cuantos acudimos. Cuantos hacen la maleta y van a vivir al pueblo aunque trabajen en la ciudad para que, siendo uno más, o dos, o tres podamos hacer mas por Boñar. Es tremenda la perdida, imposible llenar el vacío.

Sonia dijo...

Con mi comentario no pretendo, en absoluto, crear un debate o un concurso de meadas a ver quien es mas de Boñar. Pero he de decir que en el tiempo que llevo viviendo en " la Villa más guapa" o "donde más corre el agua" he visto como han echado cemento y espuma a su tronco entre otras cosas, intentando "momificar" un ser vivo que desgraciadamente a muerto por una enfermedad letal; pero no sin tratar, no se le abandonó. El día 5 cuando cayó oí contar una vez más la cantidad de medicina que se inyectó en sus raíces día tras día intentando lo imposible. Yo soy de las que dan gracias porque cayera a una hora tan oportuna, unas horas más tarde habría podido haber una tragedia.

M. Luisa Alonso dijo...

Que no se derrumbe el nombre de tu escuela. Que siga ahí como en la jota como en los embutidos y que su esencia perviva otras tantas generaciones

Pedro Caballero Rodríguez dijo...

SONIA: Agradezco tu amplio comentario y, en el fondo, comparto tu criterio. Más allá de las críticas (a veces destructivas), lo importante es la COLABORACIÓN por parte de todos para afrontar y solucionar los problemas de nuestro pueblo (de NACENCIA, PACENCIA o HACENCIA). Saludos cordiales y FELIZ AÑO.

Pedro Caballero Rodríguez dijo...

Hola, ABUELA: Espero que esta mi ESCUELA no se venga abajo mientras que queden fuerzas. La vida sigue y... nos quedan muchas tradiciones. Feliz Año Nuevo para toda la familia.

Anónimo dijo...

Feliz año Pedro. Un saludo