jueves, 1 de diciembre de 2016

EL FIN DEL OTOÑO Y EL MES DE NOVIEMBRE



Parque de LA CANDAMIA (LEÓN).

       Un año más, no puedo dejar pasar la ocasión para referirme a mi "estación preferida": el OTOÑO. Dejando a un lado la pobreza energética, la precariedad laboral, los desahucios, la falta de diálogo y la tozudez de la clase política... prefiero fijarme en la variedad cromática de este otoño seco y con temperaturas superiores a lo habitual, desde el punto de vista meteorológico. Para mí, esta estación del año me contagia optimismo, y éste vale más que la situación pesimista de nuestra realidad socio-política.

       Después de un tiempo sin subirme a ella, vuelvo a la columna LA LIEBRE y le cedo la palabra a ÁLVARO para que nos dé su parecer sobre el mes de NOVIEMBRE.



Una visita a nuestros "seres queridos" (cementerio de BOÑAR)


       "Noviembre es lumbre, humo y ceniza, luz de películas antiguas en blanco y negro, horas de menos que meter debajo de las mantas, flores podridas sobre las lápidas, hojas aventadas con furia en los sotos y dictadores muertos en la cama, como el que termina  de enterrar el siglo XX. Noviembre es un mes huérfano al que el otoño le llega tarde y el invierno todavía no le deja entrar por mucho frío que traiga en la cara, como un PSOE entre congresos. No hay fiestas en noviembre, salvo la de los Difuntos, lo que ya dice bastante por sí mismo. Nada merece la pena en noviembre. Un mes de saldo con cara de ajo. Un mes del que no cabe esperar nada, como si fuera un domingo por la noche después de un fin de semana de resaca en el que te convencen para salir. Una esquela de mes para el enfermo que se deja ir. Un mes con bigotes que salvan apenas iniciativas sociales inteligentes como el Movember que, dentro de la cadena mundial, llevan adelante en León el amigo Molina y Cía para lograr fondos que ayuden en la investigación de los cánceres de próstata y testicular. Menos mal que hay personas que nos hacen más llevadero noviembre.

       Noviembre nos entorna la puerta para que veamos en la trastienda del banco de alimentos a los 14.200 leoneses que necesitan del último subsidio para poder llevar a diario a la mesa productos de primera necesidad. Son un 25% más que el año pasado. Ahí está la recuperación económica con interrogantes, la salida a la crisis con cunetas en las que se amontonan los siniestros de todos estos años, el asentamiento de la beneficencia como demostración del fracaso de las políticas sociales y de empleo, el arrumbamiento del estado del bienestar en los márgenes del progreso. Noviembre es caridad de desafíos solidarios que cubren los ángulos muertos del sistema, donde habitan las organizaciones no gubernamentales y la legión del voluntariado, cada día más necesario, más habitual.



       Noviembre es el mes de vacaciones para los camareros y el comercio, dos de los empleos que prenden en este León de moda con contratos mensuales firmados por cuatro horas y jornadas laborales de diez, con precios de habitaciones que se desorbitan sin razón ante la acumulación de un fin de semana de oposiciones, con tiburones del low cost hostelero que arrasan a la competencia mientras adeudan los seguros sociales de sus trabajadores.

       Que alguien me avise si es que termina NOVIEMBRE".


LA VISIÓN DE TRAPIELLO EN EL DIARIO




Parque de LA ALAMEDA (Polígono de La Torre -León-)


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